Mujeres sobrevivientes del sistema de esclavitud sexual de JapónSesenta años después...Hasta 200.000 mujeres y niñas fueron obligadas por el ejército japonés a soportar situaciones de esclavitud sexual antes de la II Guerra Mundial y en su transcurso.
Las esclavizaron y las violaron reiteradamente durante meses o años. Muchas fueron torturadas y maltratadas –golpeadas, apuñaladas o quemadas con cigarrillos. La mayoría tenían menos de 20 años; algunas, sólo 12.Humilladas y avergonzadas, las sobrevivientes (llamadas eufemísticamente "mujeres de solaz") guardaron silencio durante decenios. Quedaron muy traumatizadas, y durante más de 50 años la mayoría sufrieron aislamiento, vergüenza, problemas de salud mental y física y pobreza.
Un gran porcentaje de ellas no se casaron jamás. Muchas quedaron incapacitadas para procrear debido a lesiones internas o a enfermedades de transmisión sexual. Pero a principios de la década de 1990, las sobrevivientes alzaron por fin su voz. En 1992 aparecieron datos que probaban de manera irrefutable la participación del gobierno japonés en la creación y la organización del sistema de esclavitud sexual.
Las autoridades japonesas ofrecieron entonces sus disculpas, pero las sobrevivientes no las aceptaron porque en ellas no se especificaban los abusos cometidos y se eludían las obligaciones de Japón en virtud del derecho internacional. Tras muchas críticas, el gobierno japonés estableció en el sector privado el denominado Fondo para las Mujeres de Asia, con objeto de ofrecer sumas en concepto de "desagravio". Pero las sobrevivientes siguieron reclamando indemnizaciones directas del gobierno japonés. Insistían en su derecho a una reparación plena, lo cual entrañaba la revelación publica y completa de las violaciones de derechos humanos cometidas contra ellas y su descripción fiel en los archivos históricos y los libros de texto.Las sobrevivientes son ya ancianas.
Cada año que pasa mueren algunas más. No pueden seguir esperando a que se haga justicia y no debe hacérseles esperar más.
audio/ IMMANU EI - Panda