Trabajan más que los hombres, pero cobran menos. La economía informal las prefiere porque protestan poco y trabajan mucho. Pisan firme en sus Parlamentos nacionales donde, sin embargo, aún están escasamente representadas. La maternidad no es aún para ellas un milagro de vida, sino una pesadilla de muerte. Cada vez estudian más, pero las aulas no se han transformado aún, en su caso, en el trampolín que impulse su igualdad con los hombres. Esta es, en síntesis, la situación actual bajo la que viven, o sobreviven, las mujeres del Tercer Mundo que están subiendo las escaleras hacia la igualdad con paso desigual, al ritmo que marca la situación económica de sus países y sus condicionamientos sociales, culturales y religiosos. Así, mientras que en China o Mozambique hay en torno a un 80 por ciento de mujeres económicamente activas, sólo un 17 por ciento de las mujeres árabes forman parte de la población activa de sus países en el sector económico estructurado. Según la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres representan el 31 por ciento de la mano de obra formal en los países en vías de desarrollo.
Las mujeres llevan sobre sus hombros el 53 por ciento de la carga total de trabajo, remunerado y no remunerado, en los países en desarrollo. Naciones Unidas confirma que las mujeres del Sur trabajan más que los hombres: las mujeres arriman el hombro, como media, 56 horas semanales en las zonas rurales de Kenya, mientras que los hombres sólo trabajan unas 42.
A esta diferencia horaria se suma una diferencia salarial que, en el Sur, adquiere proporciones mucho más sangrantes que en los países desarrollados.
Así, mientras que una mujer española gana, según el Instituto de la Mujer, un 20 por ciento menos que el hombre, las latinoamericanas perciben el 66 por ciento del salario masculino. Las mujeres del Tercer Mundo afrontan, además, importantes déficits sanitarios que continúan condicionando su vida y su muerte. Un tercio de las enfermedades que sufren entre los 15 y los 44 años están relacionadas con el embarazo, el paro, el aborto, el contagio con el VIH y las enfermedades del aparato reproductor.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado que cada año mueren medio millón de mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto. El 99 por ciento de ellas pertenecen a los países del Sur. Asia encabeza el triste ránking continental de la mortalidad por estas causas: cada año mueren allí un tercio de millón de mujeres.
Africa presenta, por su parte, la tasa mundial más alta de mujeres vivas infectadas con el VIH que, en la zona subsahariana, afecta a cuatro millones de mujeres. Africa es también uno de los puntos donde pervive la mutilación genital femenina que afecta a entre 80 y 114 millones de mujeres y niñas en todo el mundo. Naciones Unidas estima que cada minuto, cinco niñas sufren una intervención de este tipo, sin anestesia y con graves repercusiones para su salud. La forma menos radical consiste en la ablación circular del prepucio clitoridiano o del clítoris en su totalidad. La más brutal se denomina "cincuncisión faraónica" y comporta la extirpación no sólo del clítoris, sino también de los labios menores y mayores.
Las mujeres de los países en vías de desarrollo han experimentado ciertos avances en el terreno de la alfabetización durante las dos últimas décadas: la alfabetización de mujeres adultas y la matriculación escolar de las niñas aumentó en casi dos tercios durante ese periodo. Los países árabes son los que han cosechado adelantos más significativos en la educación femenina ya que la tasa de alfabetización de la mujer se duplicó allí en el citado periodo. En el Asia sudoriental había un 45 por ciento de mujeres analfabetas en 1970, mientras que a comienzos de los años 90 descendió hasta el 19 por ciento. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha aportado otro dato esperanzador en este terreno: la matriculación primaria y secundaria de las niñas en los países en desarrollo ha aumentado espectacularmente desde el 38 por ciento en 1970 hasta el 68 por ciento en 1992.
Pese a este avance educativo, las mujeres siguen soportando los efectos de una de las principales asignaturas pendientes en el Tercer Mundo, la de la violencia. Violencia bélica, pero también doméstica. Estudios realizados en Chile, México, Papua Nueva Guniea y Corea indican que dos terceras partes o más de las mujeres casadas han sufrido episodios de violencia doméstica. Más de la mitad de todos los asesinatos de mujeres ocurridos en Bangladesh, Brasil, Kenya y Tailandia son cometidos por compañeros de esas mujeres, según el informe sobre el Desarrollo Humano 1995 de Naciones Unidas.
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6 comentarios:
ah!
que lata leer todo
pero me parece una lectura entretenida a final de cuenta
dónde estás?
quero once!!!!
juajua
alo alo alo alo
las mujeres la llevamos!
power girl??
jjeje
besosss
Un arbol sin raicez se ha quemado,, el viento llevara las cenizas.
Desde un antiguo tocadiscos un anciano reproduce su nostalgia.
fragmentos de un relato?.
Suerte, y gracias por la recomendacion del dia.
jaja,,
Carlos
power girl MUAJAJAJ
DANIEL QUEZADA, A NADIE LE INTERESA TUS ESTÚPIDOS.
INFÓRMATE ANTES E ESCRIBIR WEBADAS
que curioso, no sé desde cuando había que informarse para decir webadas. pq al final es solo eso. buen humor mujer, ese es otro de los problemas del feminismo, se ponen mas graves.
=P
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